lunes, 17 de octubre de 2011

Zombis Entre Nosotros

Por: Edwin Francisco Herrera Paz. No, no estoy hablando hoy del embrutecimiento que produce la publicidad continua sobre la psiquis de los consumidores. Hablo de esos otros zombis, o muertos vivientes, que han sido popularizados por Hollywood en diversas producciones que hacen las delicias de las mentes retorcidas amantes de la sangre y la alimentación a base de sesos humanos.

En la realidad los zombis son humanos que, por haber cometido alguna falta, han sido castigados con el proceso de zombificación. En Haití, aunque un gran porcentaje de la población es de denominación católica la realidad es que la religión más practicada es el vudú o vodum. Según Wade Davis, etnobotánico de la Universidad de Harvard, la persona que comete un crimen en aquel país caribeño, bajo el régimen vudú tradicional, es castigada por el Bokor o hechicero con la exposición a un conjunto de substancias que inducen una muerte aparente. Entre esas substancias está la tetrodotoxina, un potente veneno que se encuentra en el hígado del pez globo o fugu. Por cierto, este pez constituye una delicia culinaria entre los  japoneses quienes han perfeccionado el corte del hígado para minimizar la acción de la toxina, a pesar de lo cual se registran algunas muertes cada año por intoxicación en el país del sol naciente.

Las toxinas en el complejo extracto inducen entonces al enlentecimiento de los signos vitales del castigado hasta el punto de aparentar la muerte. Al ser revivido mediante un ritual, el individuo se convierte en un muerto viviente o zombi, ahora esclavo del Bokor.

Hollywood ha ido un paso más allá de la tradición vudú haitiana y ha inventado un nuevo concepto de zombi. Para Hollywood, un zombi es una persona infectada con una especie de virus que toma el control del sistema musculoesquelético y nervioso de la víctima después de muerta. Una vez que el mencionado virus ha secuestrado la conducta del difunto, produce en él o ella un gran apetito por cerebros humanos, debido a lo cual buscará atacar a otras personas facilitando la dispersión del virus.

El punto clave del concepto de zombi es la capacidad que tiene el bicho de esclavizar y secuestrar la conducta de la víctima en beneficio propio. Pero, ¿Será que en la naturaleza  es plausible la existencia de algún virus o parásito de este tipo? La buena noticia para los amantes de los zombis es que su existencia no es solo factible sino un hecho científico bien documentado.

Hasta el momento se han registrado en la literatura algunos casos de parásitos que producen un comportamiento zombi en la víctima, pero solo me referiré aquí a los tres casos que considero finalistas en el concurso "Miss Zombi Internacional" del mundo biológico.

Tercer lugar: Danzando bajo la lluvia

El baculovirus es un virus que infecta invertebrados, especialmente orugas. Básicamente lo que hace el virus es posesionarse de la mente de la oruga infectada. La obliga a subir un árbol hasta las hojas más altas donde se inmoviliza mientras el virus se replica dentro de ella. Ciertos genes en el virus hacen que la oruga literalmente de disuelva y licue. Luego, estalla produciendo una lluvia cargada de partículas virales que infectarán a sus congéneres que se encuentran abajo, en el suelo.

El virus cuenta con una estrategia incluso si la oruga es comida por un ave en su trayecto ascendente. El bicho sobrevive los jugos gástricos del ave y es rociado en el suelo con las heces del pájaro.

Se ha responsabilizado la conducta zombi de la oruga a un gen llamado egt. Cuando el gen está ausente en los virus, estos siempre son capaces de infectar y matar a la oruga, pero es la proteína producida por el gen la que recluta el comportamiento de la víctima obligándola a subir a lo más alto.
Oruga en posición
La misma oruga a punto de estallar
Segundo lugar: La hormiguita con su sombrillita

Hace 48 años se descubrió en Alemania que un hongo llamado Ophiocordyceps unilateralis controla el comportamiento de las hormigas carpintero. Las hormigas son infectadas en el suelo del bosque durante sus incursiones mientras regresan a su nido en lo más alto de la copa de un árbol. El hongo libera dentro de la hormiga ciertas substancias químicas destinadas a controlar el comportamiento. Lo primero que hace la infectada es salir de la colonia a buscar hojas frescas por su cuenta, ya sea bajando por el tronco o tirándose hasta la alfombra de hojas.

Cuando la hormiga zombi encuentra una hoja adecuada, el hongo la obliga a colocarse debajo de ella y a morder fuertemente la vena central, cerrando la mandíbula herméticamente. Una vez anclada la hormiga debajo de la hoja, esta queda en posición optima para el desarrollo del hongo.

El hongo no puede crecer en la copa del árbol, y tampoco en las hojas del suelo. La hormiga lo lleva a las hojas intermedias que tienen la humedad y la temperatura ideal para que germine. Una vez en posición, el hongo brota de la cabeza de la hormiga como un sombrero o un paraguas y disemina las esporas en el suelo que infectarán otras hormigas.

Y este no es un fenómeno aislado. Se puede encontrar una densidad de hasta 20 o 30 hormigas zombi por metro cuadrado clavadas en hojas. La mordida de la vena central de la hoja deja una marca características, y lo sorprendente de este asunto es que los investigadores han encontrado estas marcas en fósiles de hojas de 45 millones de años de antigüedad.
Hormiga carpintero con el hongo creciendo desde la cabeza
Primer lugar: Tom y Jerry

Sabido es que a los gatos les gusta comer ratones. La conducta racional de un ratón es entonces, por supuesto, ocultarse de los gatos para no ser comidos. Pero este no es el caso de Jerry, el famoso ratón de la televisión que en una actitud que desafía la lógica y el buen juicio, se arroja a molestar a Tom. Si Tom no se ha comido a Jerry es porque solo se trata de muñequitos actores, porque a ningún ratón en su sano juicio se le ocurriría patear a un gato en la retaguardia.

Pero el comportamiento arrojado y envalentonado típico del ratón Jerry se ha observado en ratones de carne y hueso. ¿El responsable? Un pequeño parásito muy conocido por los ginecólogos llamado Toxoplasma. Este pequeño bicho en su forma de taquizoito puede infectar a los seres humanos y migrar hasta el cerebro donde forma quistes, manteniéndose allí el resto de la vida del individuo.

La única manera de infectarse es a través de la convivencia con gatos o mediante la ingestión de carne mal cocida. En algunos lugares del mundo la incidencia de este parásito en humanos llega a ser tan alta como el 30 a 40% de la población. En su forma juvenil el Toxoplasma habita los músculos del cerebro de pájaros y pequeños mamíferos. Pero para alcanzar su forma de adulto, el bicho debe ser comido por un gato. Y es aquí donde entra en acción el fenómeno zombi.

Ciclo vital del Toxoplasma
El toxoplasma invade una estructura cerebral del ratón llamada la amígdala. En ella se alojan emociones de respuesta a estímulos nocivos, como el miedo que conduce a su evitación. Los ratones sienten un temor innato hacia los gatos, pero al tomar control de la amígdala el Toxoplasma inhibe esa respuesta de temor. Más aun, el ratón infectado no solo pierde el miedo hacie el gato, sino también desarrolla un fuerte impulso de atracción sexual hacia este. El bicho empuja al ratón a exhibir un comportamiento desinhibido en presencia del gato, y este último, ni corto ni perezoso, se comerá al ratón cumpliendo con la voluntad del Toxoplasma.

Al parecer la evitación de otros estímulos nocivos, como el dolor a choques eléctricos, se mantiene intacta en el ratón infectado. El ratón únicamente pierde el miedo a los gatos, con lo que ayuda al Toxoplasma a completar su ciclo vital dentro del felino. Pero lo sorprendente es que el Toxoplasma también altera el comportamiento en humanos. Se ha descubierto una mayor desinhibición sexual que conduce a una conducta más promiscua en los infectados con Toxoplasma que en la población general. También se ha demostrado una mayor incidencia de accidentes de tránsito entre estas personas.

Por eso, si usted ha convivido con gatos por mucho tiempo y nota cambios en su propia conducta que no van de acuerdo con un comportamiento juicioso, considere que puede ser parte de la “Legión de los Muertos Vivientes.” Hágase las pruebas de detección de Toxoplasma y en caso de ser positivas, tome el tratamiento correspondiente. Tal vez así regrese al mundo de los vivos.

Saludos.


Referencias:

1) Hoover K et al. A Gene for an Extended Phenotype. Science. 2011; 333(6048): 1401.
2) Pontoppidan MB et al. Graveyards on the Move: The Spatio-Temporal Distribution of Dead Ophiocordyceps-Infected Ants. PLoS ONE. 2009; 4(3): e4835.
3) Zombie rats: Parasite lures rodents to their death by making them sexually attracted to the smell of cats 

2 comentarios:

  1. Excelente artìculo, muy interesante. Realmente es sorprendente como la naturaleza y la vida se las han arreglado para triunfar y llegar a formas tan complejas. Gracias por el entretenimiento educativo. JMCH.

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  2. Le hago la pregunta de nuevo, estimado Doctor. De donde salio esta conversacion sobre zombies? Excelente articulo !!!

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