domingo, 25 de marzo de 2012

Del Por Qué la Despenalización es la Mejor Solución al Problema de las Drogas

Por: Edwin Francisco Herrera Paz. Conozco a una viejecita muy simpática de esas dicharacheras y dulces que aun recuerdan los poemas y canciones de su juventud, cuando aun las victrolas no se comercializaban y la música pasaba por tradición oral de una generación a otra.
Doña Chencha ya es una linda viejecita de cabellos blancos y ralos como bañados por la nieve. No se queja de nada y vive una vida apacible y optimista, lo cual quizá sea el secreto de su longevidad. Solo que de vez en cuando, desde hace ya algunas décadas, sus articulaciones se inflaman hasta tal punto que el dolor se hace insoportable. Pero el carácter de doña Chencha, aunque dulce, es el de un inconmovible roble que sin gemir se yergue a pesar de las inclemencias del tiempo. Ah, eso sí. No le quiten a la viejita su frasquito de Vicks porque entonces se enterarán de qué van a morir.
Hace unos años doña Chencha comenzó a utilizar la substancia para sus dolores articulares. Se aplica una frotadita por las noches, y otra por la mañana si le duele mucho y de esa manera ve cómo todos sus dolores se desvanecen y la paz regresa a su cuerpo. Aunque la conozco ya desde hace algún tiempo siempre me había preguntado cómo el mentol y el eucalipto del Vicks le hacían tanto bien a su artritis, hasta que un día me atreví a revisar el frasco. Resulta que aunque idéntico a un frasco de Vicks, el medicamento de marras se llama Mariguanol, y ya ustedes se imaginan el ingrediente principal.
“¡Entonces lo que pasa es que esta viejita es adicta!” Me dije a mí mismo. Recordé entonces de golpe que doña Chencha no es la única viejita que utiliza la mariguana aplicada en ungüento o en emplastos que alivian el dolor de forma casi milagrosa. Recordé cuando mi abuelita Carolina, hace unos 20 años, se robó sigilosamente unas hojas de mariguana que mi hermano mantenía guardadas en la alacena de la casa. En ese entonces mi hermano era Juez de lo Criminal, y las hojas eran una importante pieza de convicción de un caso. Afortunadamente mi abuelita fue descubierta a tiempo para aclarar el “malentendido”.
Y es que al parecer hay pocas mujeres de edad avanzada que no sepan de los beneficios medicinales de las hojas de marihuana, algo de lo que me di cuenta a partir de una investigación que comencé debido al caso de doña Chencha. Lo que encontré resulta por demás interesante.
Durante un tiempo flotó en lo profundo de mi masa cerebral el siguiente dilema: ¿Cómo es que un conjunto de notables mujeres con vasto kilometraje, pilares de sus familias y de gran sabiduría, utilizan una substancia prohibida? Y resultó que estas señoras sabias conocen perfectamente las dotes curativas de esa planta proscrita por la ley.
La marihuana, o Cannabis sativa, es una planta cuyo principio activo principal, el delta 9 Tetrahidrocannabinol, o Δ9THC, tiene efectos psicotrópicos importantes cuando se consume a altas dosis, pero al parecer sus propiedades medicinales compensan con mucho sus efectos adversos. Uno de los usos terapéuticos más aceptados en las ciencias médicas es en el glaucoma, enfermedad  en la que aumenta la presión dentro del ojo, lo que produce daños irreversibles de la visión. Pero otros efectos farmacológicos incluyen la analgesia y la sedación, como antiemético (contra las nauseas) en la quimioterapia anticancerígena, y hay incluso estudios en los que se sugiere un efecto anticanceroso.
La mariguana es prohibida por sus efectos psicotrópicos, por su capacidad de producir adicción y por sus supuestos efectos negativos en la conducta; sin embargo es llamativo que el tabaco, una substancia mucho más adictiva y dañina, sea de libre venta. ¿Por qué a una substancia con amplios usos medicinales se le ha prohibido el cultivo y la comercialización de todo tipo, mientras que el cigarrillo hecho de hojas de tabaco, que causa o contribuye con miles de muertes todos los años y que contiene nicotina, una de las substancias más adictivas que se conocen, se vende sin restricción? Tal vez se trate de falta de sabiduría de los legisladores, o quizá de intereses económicos diferentes relacionados con ambas substancias. Sin duda las legislaciones se encuentran viciadas de contenido que surgió de la ignorancia de la época, de presiones de particulares o simplemente de los gustos y caprichos de los legisladores. O sea, las leyes son en buena medida arbitrarias.
Y casi “sin querer queriendo” la ley estigmatiza y convierte a un fumador de marihuana en drogadicto, mientras el fumador de tabaco carece de apelativo.

Consumo de Marihuana, prohibición, y guerra antinarcóticos
Veamos algunos datos sobre el consumo de mariguana y su prohibición en los Estados Unidos.
A principios del siglo XX la mariguana fue catalogada como substancia prohibida por la mayor parte de las legislaciones del mundo. En estados Unidos se prohíbe su uso con la aparición del Federal Bureau of Narcotics en 1930, el cual introdujo varias leyes, entre ellas, la “Marihuana Tax Act”. La historia sobre la ilegalización de la substancia es interesante, y al parecer, surge debido al drástico aumento en el consumo registrado después de la instauración de la Ley seca ya que muchos comenzaron a utilizarla como substituto del alcohol.
Usted dirá que el objetivo de la penalización era proteger a la población de los estragos de una droga nociva. ¡Falso! Nada más lejos de la verdad.
La prohibición surgió debido a intereses económicos provenientes de por lo menos de dos fuentes. Según Wikipedia:
1 ) “La prohibición del alcohol no sólo deja una década de fracasos interdictivos sino a un gran número de oficiales desempleados que no están dispuestos a abandonar su estilo de vida y presionan a su gobierno para que efectúe un reordenamiento en el Buró Federal de Narcóticos y Drogas Peligrosas (FBNDD)”.
Y 2) “Durante la primera mitad de los años treinta la industria del papel de cáñamo – el cáñamo se fabrica de la Cannabis – comenzó a cobrar impulso, a tal grado que diversas revistas especializadas sostuvieron que en cuestión de unos años la cosecha nacional de cáñamo alcanzaría el primer lugar, pero justo en esos años la compañía Dupont patentó el tratamiento químico de la pulpa de madera y decidió asociarse con una cadena de periódicos propiedad de William R. Hearst para la explotación de un nuevo tipo de papel. Con ello comenzó la época del "periodismo amarillo", llamado así porque, a diferencia del papel de cáñamo, el papel de pulpa de madera tratada con ácidos se torna amarillo al cabo de unos meses o años, dependiendo de la concentración. Aunque este nuevo papel resulta más barato, el de cáñamo es más resistente y duradero, no exige la tala de árboles y no daña la atmósfera con compuestos químicos peligrosos, por lo que muchos compradores continúan prefiriéndolo.”
Continúa Wikipedia con el relato: “Al darse cuenta de que para monopolizar el mercado necesitaba sacar de la competencia a los productores de cáñamo, Hearst buscó el apoyo del banquero y Secretario del Tesoro, Andrew Mellon. Este otorgó su respaldo a la multimillonaria empresa y a partir de entonces los discursos de su sobrino Anslinger se vieron complementados con la producción de un documental titulado ‘Reefer Madness’, algo así como ‘La Locura del Porro’. El mensaje fue que ‘la yerba conduce a la demencia, el pillaje, la violación y el homicidio’. La locura del toque cumplió con su cometido, logrando influir en la opinión pública y en 1936, sobre la base de que la marihuana y sus derivados se habían incluido ya en un convenio internacional, se elevó al Tesoro un proyecto de normatividad represiva, no sólo contra las partes psicoactivas del cáñamo, sino contra todo uso de la planta.”
Parece ser que poca gente se dio cuenta de que el cáñamo y la mariguana son la misma cosa, así que el engaño surtió su efecto sin el reclamo de nadie. Al año siguiente sería aprobado por el Congreso por unanimidad el “Marihuana Tax Act”.
Bien, dirá usted. La prohibición surgió ESTRICTAMENTE de intereses económicos particulares, pero al menos ha servido para controlar el consumo de esta peligrosa droga que induce al asesinato y al delito en general.
La verdad es otra. No hay estudios científicos serios que sustenten que el consumo de Cannabis sativa induzca al asesinato o a la violación. La campaña original contra la mariguana careció por completo de un sustento científico. Y por otra parte la prohibición, lejos de controlar el consumo, lo aumentó. Dicho aumento se ha hecho evidente durante las últimas tres décadas que coinciden con la lucha antidrogas por parte del gobierno de Estados Unidos. De hecho, la guerra antidroga ha elevado el consumo de TODAS las drogas prohibidas.
La guerra antidroga de los Estados Unidos, principalmente contra la cocaína, se inició en forma en 1983, cuando ya se vislumbraba la caída del comunismo y nuestro hermano del norte necesitaba un nuevo caballo de batalla para mantener el control de la región. Desde entonces, aquella nación ha gastado más de 100,000 millones de dólares en diferentes medidas destinadas a combatir el narcotráfico. Sin embargo, según el Departamento de Salud y Servicios Humanos y el Bureau Federal de Investigaciones (FBI), solo en la primera década (de 1983 a 1993) el número de muertes por abuso de droga se duplicó, y el número de asesinatos relacionados con drogas se triplicó. En 2009 el consumo de drogas ilícitas en Estados Unidos, incluyendo la marihuana y la cocaína, alcanzó la cifra record de 8.7%.
Sobra decir que la lucha antidroga y el alza en el consumo de cocaína y otras drogas ha pasado la factura esencialmente a los países latinoamericanos. La verdadera guerra se libra fuera del territorio de Estados Unidos (como todas las guerras iniciadas por aquel país), en los países Latinoamericanos, desde los sitios de producción pasando por los países pertenecientes al corredor de la droga. El inmenso consumo en el norte proporciona el dinero necesario para el trasiego de armas y la compra de conciencias. En Latinoamérica, la pobreza es el combustible que inicia el fuego del narcotráfico, y los enormes capitales provenientes del norte, el oxígeno que lo aviva. En nuestras naciones se registra actualmente una verdadera matanza que tiene su génesis en la guerra antinarcóticos.

El caso del Tabaco
Ahora, analicemos el caso de una substancia que al ser fumada resulta mucho más nociva que la misma mariguana. La planta del tabaco, o Nicotiana tabacum, es originaria del Nuevo Mundo y se consume principalmente en forma de cigarrillos cuyo humo se inhala, aunque también se puede consumir en forma de puros habanos (cuyo humo no se inhala) o mascada.
A inicios del siglo pasado muchos consideraban el humo del tabaco como una substancia medicinal, útil en caso de refriados y otras dolencias del sistema respiratorio, pero para 1930 ya algunos investigadores habían observado una relación entre el fumar y el cáncer de pulmón. El humo del tabaco contiene nicotina, substancia adictiva en extremo. Sin embargo la publicidad por parte de la industria tabaquera determinó un aumento vertiginoso en el consumo. No fue sino hasta 1964 que el Cirujano General de los Estados Unidos reportó una relación concluyente y definitiva entre el hecho de fumar cigarrillos y el cáncer.
No obstante el cigarrillo se había relacionado con un daño verdadero a la salud, ni el consumo ni la venta de tabaco fueron criminalizadas, y en lugar de eso la campaña en contra del tabaco pasó principalmente a las instituciones de salud. La publicidad por radio y televisión fue censurada y las compañías se vieron obligadas a colocar advertencias sobre el daño a la salud provocado por su producto en las cajetillas de cigarrillos.
La campaña de salud en contra del tabaco ocasionó una reducción paulatina del consumo en los Estados Unidos, desde un 42% en 1965, hasta solo un 20% en 2009, sin duda un verdadero éxito en lo que a substancias nocivas se refiere. Y es que el tabaco, además de encontrarse relacionado con el cáncer de pulmón, también se relaciona con enfermedades cardiovasculares y Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica ya que su humo contiene más de 250 substancias químicas dañinas. Por ello, la reducción del tabaquismo en aquel país ha traído como consecuencia positiva un ahorro substancial del sector Salud.
Pero entonces surge la pregunta: ¿Por qué el gobierno de los Estados Unidos, en contra de toda probabilidad, reconoció el tabaco como substancia perjudicial A PESAR DE los enormes intereses económicos de las compañías tabaqueras?  Recientemente un amigo me respondió esa pregunta. Según él, los ensayos nucleares de los Estados Unidos amenazaban con aumentar las tasas de diferentes tipos de cáncer, incluyendo el de pulmón, en muchas localidades del país. El escándalo sería tan inmenso y las consecuencias políticas tan desastrosas que se determino indispensable ocultar la verdad al público. Se determino que la mejor salida era encontrar un chivo expiatorio al que culpar de la epidemia de cáncer que se manifestaría en la generación de los boomers.
De cualquier forma esta serie de sucesos puede ser calificada de afortunada, y gracias a ella se pudo tomar las medidas pertinentes en la lucha contra el tabaquismo, la que ha resultado efectiva.

Los Adictos desean la Despenalización
Existen muchos mitos e incongruencias en los argumentos contra la despenalización de la droga. Por ejemplo, recientemente me encontré en internet con un artículo denominado: “Creen que somos estúpidos”, en el que se dice que los que desean la despenalización de las drogas son adictos con ideas económicas distorsionadas. Dice el artículo que lo que los que están a favor de la despenalización argumentan es lo siguiente: al despenalizarse el consumo de droga aumentará el consumo, al aumentar el consumo aumentarán los precios, lo que originará una distorsión del mercado que hará desaparecer el narcotráfico.
Todo eso es falso. A favor de la despenalización de la droga vemos a personajes de la talla de Mario Vargas Llosa, el ex presidente mexicano Vicente Fox, y el ex presidente de Colombia Cesar Gaviria. Hace aproximadamente un año publiqué un análisis de la economía de la despenalización, que puede encontrar aquí. Repetiré ese análisis y daré argumentos a favor de la despenalización. Aclaro que jamás he consumido alguna droga prohibida, incluida la mariguana.
Piense en esto. Usted es un ciudadano correcto y respetuoso de las leyes, pero no consume droga, no porque sea prohibida, sino porque usted entiende que es adictiva y nociva para la salud. Si de pronto el consumo de mariguana y cocaína se despenalizara, ¿Se volcaría usted a ser un consumidor de droga? Por supuesto que no. Y ahora conteste esto. Usted es un consumidor de droga (cocaína por ejemplo) con fines recreativos. ¿Es el hecho de que la droga sea legalmente prohibida un impedimento para que usted la utilice? La respuesta es de nuevo, por supuesto que no. Las drogas psicotrópicas con fines recreativos están disponibles a todo lo largo y ancho de los Estados Unidos y el mundo, en todos los estratos sociales y en cualquier momento.
La penalización o la legalización no debería tener, en absoluto, efecto alguno sobre la tasa de consumo. Lo que sí tiene efecto sobre el consumo de una substancia es la percepción subjetiva de la población sobre el daño o el beneficio que ocasiona el consumo de dicha substancia, lo cual se ha demostrado por la experiencia con el tabaco.
Por otro lado, aunque la prohibición no tenga ningún efecto sobre la tasa de consumo, sí tiene efecto sobre los precios de la droga. En este caso la influencia principal sobre los precios está dada por la prohibición del transporte, distribución y venta, lo que se conoce como narcotráfico. La persecución criminal aumenta los precios por una sencilla razón: hace que el narcotráfico sea una labor que requiere un enorme trabajo adicional que pone en riesgo la vida y de una tremenda logística, y ello determina una alta cuota de valor agregado. El segundo factor que aumenta los precios es la alta tasa de consumo, o en términos económicos, la alta demanda.
El alto valor agregado del narcotráfico, acompañado de una alta demanda por parte de los Estados Unidos, y la pobreza de Latinoamérica son los factores que han determinado el bum de la narcoactividad en los últimos años con todas sus nefastas consecuencias en daños colaterales. La narcoactividad ha entrado entonces en un círculo vicioso que va más o menos así:
1. La peligrosidad del trabajo de narcotraficante y la enorme demanda por parte de los Estados Unidos elevan los precios de la droga.
2. La rentabilidad del negocio de narcotraficante determina que una fracción cada vez mayor de las poblaciones empobrecidas de Latinoamérica se involucren en el negocio.
3. El gran flujo de capital de los consumidores de droga de los Estados Unidos permite que las organizaciones dedicadas al narcotráfico adquieran arsenales de armas y hasta pequeños ejércitos que serán utilizados en las labores logísticas del narcotráfico, incluyendo la guerra contra grupos rivales y la policía. El dinero del narcotráfico permea incluso las instituciones (políticas, religiosas, etc.), lo que convierte a los países en narco estados.
4. En respuesta, Estados Unidos refuerza su guerra antinarcóticos en la región. Proporciona armas y entrenamiento a los cuerpos policiales, aumenta la guerra frontal con el consiguiente aumento del número de víctimas mortales, y convierte al narcotráfico en un negocio peligroso, y así volvemos al inciso 1 del círculo vicioso.
¿Cómo se rompe este círculo vicioso? Pues el primer paso es la despenalización del consumo. Pero hablar de despenalización no es hablar de ignorar el problema del consumo. Es hablar de un cambio de estrategia; es cambiar de manos el asunto, y pasarlo de las instituciones encargadas de administrar justicia, que han demostrado una completa incapacidad en disminuir las tasas, a las organizaciones encargadas de proporcionar salud, incluyendo medidas de prevención, y que han demostrado eficiencia evidenciada con la disminución del tabaquismo. Es pasar los enormes presupuestos destinados a la persecución, a la prevención por medio de la concientización y el tratamiento a los adictos.
Y es que el adicto a las drogas, según los sectores a favor de la despenalización, debe ser tratado como un paciente que necesita de la ayuda de la sociedad, no como un delincuente condenado por ella. Son en gran medida los desajustes sociales los que vuelven al individuo adicto, y es esa misma sociedad la que se debe encargar de tomar las medidas necesarias para reparar esos desajustes. La implementación de un programa agresivo de prevención basado en parte en la experiencia con el tabaco, pero además, de programas que apoyen la integración familiar, sería un buen inicio hacia una verdadera disminución del consumo.
Y con la disminución de la demanda viene una lógica y natural disminución de los precios, lo que hará el negocio del narcotráfico menos atractivo. Sin embargo una disminución substancial del consumo no se hará realidad de la noche a la mañana, pero basta con que se invierta la tendencia actual de alza hacia una tendencia a la disminución, aunque fuera en un pequeño porcentaje anual, para que la verdadera lucha antidroga se encuentre enfilada por buen camino.

¿Y despenalizar el Narcotráfico?
Este es un camino más escarpado. Las estructuras dedicadas al narcotráfico han formado ejércitos, forzados por años de lucha antidroga. Dentro de las filas del narcotráfico se cuentan criminales que han nacido en el medio y que no conocen otra actividad que el sicariato y la tortura. Este nicho laboral ha proliferado a ritmo exponencial en las últimas décadas, y un proceso de despenalización deberá tomar en cuenta este contingente de desempleados expertos en el crimen. Deberá incluir programas de reinserción a la sociedad cuya naturaleza aun no he dilucidado. ¿Cómo se le ofrece un trabajo decente a una persona que se dedica a matar desde los 14 años y que ha vivido con todo tipo de comodidades hasta el momento? Si no contamos con una estrategia adecuada esta multitud de delincuentes encontrará, sin lugar a dudas, un nuevo nicho, una nueva actividad delictiva para ejercer sus “habilidades” y “talentos”.
Una vez propuestas las estrategias adecuadas para que la sociedad pueda absorber al brazo ejecutor del crimen organizado, el siguiente paso es la despenalización del narcotráfico.
¿De qué manera incidiría la despenalización del narcotráfico en la sociedad? Básicamente de tres formas. En primer lugar, disminuiría el valor agregado del negocio de narcotraficante, lo que disminuiría adicionalmente los precios de la droga. En segundo lugar, desaparecería la guerra frontal entre carteles y contra la policía, y por ende disminuiría el número de víctimas mortales inocentes producto del fuego cruzado. Por último, la despenalización permitiría regular la comercialización, pudiéndose gravar la actividad con la consecuente producción del capital que podría ser destinado a la prevención. Es decir, la lucha contra las drogas se volvería, además de eficiente, autosustentable, originando con ello un ciclo de retroalimentación negativo: Más comercio de drogas, más impuestos, más publicidad preventiva, menos consumo, menos comercio de drogas.

El efecto Nenúfar
Un nenúfar es una planta que crece en las lagunas y que termina convirtiéndolas en prados y praderas, de tierra seca. Había una vez un pueblo, y en medio del pueblo una laguna que era el orgullo de los pobladores. Hasta que un día apareció un nenúfar. Se lo reportaron al alcalde del pueblo que inició los trámites burocráticos para limpiar la laguna de aquel nenúfar. La orden de limpieza estuvo lista una semana después. Se asignó a un hombre para que realizara el trabajo, pero una semana después el nenúfar se había reproducido y ahora eran 10 nenúfares. El hombre comenzó el trabajo, pero los nenúfares se reproducían más rápido de lo que el pobre obrero podía remover. Alarmado, el alcalde comenzó los trámites burocráticos para contratar a 10 hombres para la limpieza de la laguna. Pero una semana después, ya no había 10 nenúfares sino 100, y cada uno de los diez hombres era incapaz de contrarrestar el crecimiento de nenúfares. De nuevo, el alcalde comenzó los trámites burocráticos para contratar ahora 100 hombres, pero la historia se repitió, y una semana después debió iniciar los trámites para contratar a 1000 hombres, pero no había 1000 hombres en el pueblo y la laguna finalmente desapareció.
Esta historia es real y la narré según la recuerdo (aunque me pude haber equivocado en detalles) e ilustra el “efecto nenúfar”, o “crecimiento exponencial” que es precisamente lo que está ocurriendo con el narcotráfico en la actualidad. La analogía es como sigue: el narcotráfico es el nenúfar; la guerra antidroga como se realiza en la actualidad es el alcalde y los obreros, además de los recursos económicos destinados a la limpieza; y la energía del sol que alimenta los nenúfares es el enorme capital que viene del consumo de nuestro hermano del norte. Una verdadera guerra antidroga, o era decidida y radical desde el inicio, o no se hacía del todo.
Bien. Esto es lo que los Presidentes Latinoamericanos deben proponer a los Estados Unidos (la despenalización y regularización). Y los Estados Unidos deberían aceptar, si su guerra antinarcóticos es realmente sincera. De lo contrario, si el objetivo de los Estados Unidos es únicamente colocar su Cuarta Flota frente a las costas sudamericanas para resguardar los yacimientos petroleros que tanta falta le harán dentro de unas décadas, entonces, lógicamente, continuarán con la cantaleta de la guerra frontal, y solo nos quedará levantar las manos en señal de derrota ante el poderío imperialista. ¿Y los latinoamericanos? Muy bien gracias. Continuaremos poniendo los muertos.

¿Y la mariguana?
La despenalización y la derivación del capital destinado a la persecución hacia medidas preventivas, no solo disminuirá el narcotráfico. Tal vez, es solo posible, que entonces la industria del papel se vuelva de regreso al cáñamo con la consiguiente protección del bosque, y además tengamos periódicos más blancos por más tiempo (pero no se le ocurra a usted fumarselos). Y aun más importante, los médicos e investigadores podremos estudiar y utilizar las propiedades curativas de la mariguana en beneficio de la humanidad, y así, doña Chencha no será más una viejita renegada al margen de la Ley. 
Si la Vida te Da Limones...

3 comentarios:

  1. Excelente articulo Edwin, saludos!!!jmc

    ResponderEliminar
  2. Veo su artìculo y es evidente que todo està controlado por los grandes patriarcas del mundo, cuando encuentren un negocio que les de mas dinero, de seguro que despenalizan hasta su progenitora. Vivimos en un mundo donde somos tratados como monigotes, nadie tiene valor de enfrentarse al gigante y còmo pensar que se va a despenelizar la dorga? se quedan sin el negocio que màs le da. Por nuestra parte los latinos,solo somos diezmados, especialmente la juventud de ambos lados o sea los chicos buenos y los malos, mueren por montones todos los `dias. No llegaràn por màs que quieran a la edad de doña Chencha. FELICIDADES POR SU ARTICULO.

    ResponderEliminar

Por favor comente este entrada.