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Por: José María Castillo Hidalgo

 

Destila veneno

y repta el odio por sus venas

como ave sin alas ni piernas;

destila veneno

y lo que debían ser blancos glóbulos

es lava ardiente y fragor del infierno;

destila veneno

y es rancio, burdo y soez

y se mueve por el valle de la muerte, sucio y enfermo;

destila veneno

odio sin fin, sed de sangre, hambre de hambre

hambre sin dientes, sin duodeno y vacío extremo;

destila veneno

como sierpe, como tarántula,

como vieja chismosa, 

como madre en sus brazos el hijo muerto;

destila veneno

y todo el odio, y toda la furia

y toda la noche anida en su pecho,

y todas las torturas, y todos los desvelos,

y todas las angustias en su poros hacen deshielo;

destila veneno

lo chorrea, lo atosiga, lo lacera,

lo circunda, lo tritura, lo persigue,

lo carcome, lo cubre y lo quema;

destila veneno

y es sangre cercana, rostro visible

uno que engaña, empuña y

desparrama por el precipicio la vida;

destila veneno

con su rostro de niño

y sus manos en huesos

con uñas normales

con caries y huesos coloquiales

y pelo libre al viento;

destila veneno

apenas casi un impúber

que cabalga un cadejo de hierro

que ametralla y escupe fuego

y es todo un emblema

de todo el hastío

de todos los retortijones

de toda la ignorancia profunda

y una manifestación sin frenos;

gota por gota

vertiente por vertiente

a chorros y alaridos

rebuznos y ladridos

de la indiferencia y el descuido

por la semilla del ladino;

hijo enfermo,

sicario de la raza de mi pueblo.

Roa Feb 8, 2013.